Bueno, bueno, por fin conseguí las foticos de la excursión en bike hasta la playita que nos marcamos hace un mesecito más o menos. Como lo prometido es deuda, aquí van algunos ejemplos de esta mini aventurilla que no olvidaré jamás.
Aquí estamos Roberto, Sergio, Román y yo a las 8:00 am de un día cualquiera resolviendo un pequeño altercado, un pinchazo en la rueda de Sergio. Como era de esperar, no teníamos rueda de recambio, de modo que tuvimos que esperar a que abriesen las tiendas para hacernos con una y poder emprender la marcha. A pesar del retraso nos montamos en nuestras bicis tó sonrientes y empezamos a pedalear.
Aquí un retrato de nuestros queridísimos vehículos descansando mientras almorzábamos en un lugar incierto de la comarca granaina.
Después de la riquísima comilona recuerdo que me resultó imposible psicológicamente volver a montar después de unas cinco horas sin parar, me dolía hasta el alma. Pero no se de donde saqué fuerzas (os juro que prefería la mueettee) y continuamos. Esta foto fue cuando no me sentía ya ni los gemelos y muchísimo menos el trasero.
Las paraditas para descansar poco a poco aumentaban en número. Aquí aprovechando una mini sombra, las cuales brillaban por su ausencia a lo largo de kilómetros.
Nos tiramos un día entero subiendo, cuando llegamos a la cima ya empezó a oscurecer y decidimos darnos un homenaje en el único bar de carretera que había. Je,je,je, se nos nota en la cara el cansancio. Nos paramos en un bello bosque de pinos para hacer noche, preferimos adentrarnos un poco para no estar a la vista y así dormir más tranquilamente.
Fue toda una experiencia, cerrar los ojos con la imagen de un cielo puro, ramas de árboles sobre tu cabeza con el sonido de las aves nocturnas, grillos... y abrirlos y sentir que un aire fresco te envuelve. Verdaderamente indescriptible.

El segundo día tuvo otro color. Al principio continuábamos subiendo cuestas, estaba que rompía a llorar, pero todo se me pasó cuando obtuvimos estas vistas en el punto más alto del recorrido. Una preciosidad. Una vez aquí, el camino se tornó cuesta abajo, en donde reconozco que gozé como una enana, de ser la última del pelotón pasé a encabezarlo (menos mal que no estaba mi madre ahí para verme, que si no...).
Al final logramos divisar el mar a lo lejos, eso fue un subidón de adrenalina. Esta foto fue cuando llegamos a Almuñecar y paramos a comer. Me supo todo a gloria, sobretodo los aguacates que cogimos en el camino, ummm.... no hay nada más rico que un bocata de éstos con atún.

Y POR FÍN.... DESPUÉS DE 70 KM....EL CHAPUZÓN EN LA PLAYA!!!! pensaba que no llegaríamos, pero al final pudimos y aquí está la super prueba. el esfuerzo de veras mereció la pena. Hubo mucho cansancio, pero más que nada hubo buena compañía.