Ayer por la noche un pequeño estudio de la C/Elvira se convirtió en un improvisado café Gijón. Diez personas que de una u otra forma estamos involucrados con el arte, nos reunimos. Todo empezó con buenas caras, conversaciones graciosas, etc, pero de repente todo se tornó en un debate a mi parecer interesante, con el único inconveniente de que la persona que empezó todo no tenía ni pajolera idea de lo que estaba hablando, llevando el tema al extremo y al desastre.
El comentario inicial fue:
- Yo (una estudiante de bellas artes) con los restauradores... no, no, no me llevo. No veo su función, el arte es imperecedero y es sentimiento. (Sus palabras venían a decir eso)
Os podreis imaginar que mi cara se empezó a descomponer, asi que intervine e intenté explicar bajo mi punto de vista, la importancia de la profesión. Bueno, pues creo recordar que no pude acabar ninguna frase, la susodicha empapaba todo con su voz. La cosa llegó a su fin cuando dijo....:
-Una obra bien hecha no se deteriora..., ...Si juntas un aceite con un óleo..., ...tú no hables (se refería a mí), ¿has tocado alguna vez un Picasso? (lo ponía como ejemplo de obra que por su calidad no se deteriora)
Hubo un momento que para intentarle explicar que el concepto de arte de hoy en día no era el mismo que en el siglo XII, le pregunté que si esa pintura (un cuadro que había en la pared, por cierto Clara, precioso) se podía hacer siglos atrás. Su respuesta fue: - No, pero porque esos edificio que apararecen no existían en el siglo XII.
Después de todo esto, entre carcajadas no pude decirle otra cosa que:
-Mira, si no sabes nada, lo más inteligente es callarse. Si no sabes siquiera qué es un óleo, cómo éste se deteriora y piensas que las obras de Piccaso están íntegras... apaga y vámonos, no hay nada más que debatir.
La chica se cogió el cesto de las chufas, se levantó y recogió todo para coger la puerta e irse, pero antes tuvo dos comentarios que hicieron que mis risas aumentasen, que fueron:
- (Nos quedamos sin hielos) Me pasas hielos.- a lo que le contesté- No, ya no quedan.- Y con ojos maliciosos tuvo las narices de decir- ¿Pues tu no eres restauradora?, créalos!!!!!.
Je,je,je, seguido volvió a decir que como era restauradora debía de hacer que la puerta se abriese, o algo de eso. Yo flipaba, igual es que la pobre tenía problemas serios en el coco, no sé, o que estaba tan sumamente revenía que no coordinaba nada de lo que hacía ni decía.
De todos modos, espero que se vuelva a repetir las reuniones en el improvisado café Gijón, pero solo espero que con otros invitados un poco más... emm... educados.