¡¡¡¡VIVAN LAS ALPACAS Y LAS OVEJAS!!!!!

Muchas veces a la salida del curro nos subimos a las alpacas de Oscar, desde donde se ve un precioso y apacible atardecer. Sobre una montaña de paja bien apretadita se reflexiona muy bien, y te da tiempo a pensar acerca de lo poco que valoramos la belleza de las estrellas y el silencio. La multitud, las prisas y el ruido de la ciudad fagocitan todo lo que hace que uno se sienta feliz.
¡Y que decir de las ovejas!creerme cuando os digo que me paso un buen rato al lado de ellas echándome unas risas oyéndolas balar je,je,je.
La semana que viene vendrá Juan Francisco a traernos un chorizo de su matanza, ummm.... ¡que ganitas!