Qué decir del museo de arqueología de Granada. Recrea muy bien las condiciones que no deben de cumplir los buenos "contenedores de arte".
Al lado del río Darro (chiquitito a la par que idílico), piezas en el patio central expuesto a la intemperie y con paso libre a palomas y demás seres que despreden bombas ácidas por el culo. Peanas prehistóricas, cartelas de cartón pluma amarillo y despegadas, dibujos explicativos similares a los del libro gordo de Petete (con todo mis respetos al ilustrador de dicho libro). Intervenciones inacabadas y en otras muchas ocasiones poco acertadas, en obras expuestas; y un largo ecétera que me lo reservaré para cuando me vaya a la cama.
Resumiendo, parece como si hubiesen cogido un par de piezas y las hubiesen puesto para que los vecinos pasen a verlas después de la hora del té. Sorprende que en una ciudad con tanto patrimonio arqueológico, se descuide tanto.
P.D.: Y con esto no quiero decir que se deban de gastar una fortuna en los mejores hidrógrafos, ni en kilos de gel de sílice; sino, en que no me pongan las cartelas torcidas, eviten que se vean los alfileres que sujetan algunas piezas, y me separen un poquito el foco de la vasija que me la van a chamuscar.
Eso sí, desde el patio posee bellas vistas a la Alhambra.
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