De nuevo me monté en un avión y regresé a las Baleares, más concretamente a Mallorca, isla de ensaimadas, sobrasada y navetas. Fueron cinco días estupendos en donde cambié las paparras (garrapatas) por unas bellísimas imágenes de aguas cristalinas, pueblos con encanto y todo guiado por un endémico de lo más salao y picaresco. ¡Qué más se puede pedir para despedir este año!
He aquí el chico talayótico, creo que no hace falta explicar este adjetivo ya que la imagen habla por sí sola, que con su bolso de paja y su pelo rebelde me acogió en su tierra como a una auténtica mujer aristócrata celta.Recorrimos toda la zona montañosa de la Tramontana, desde el puerto de Andraitx hasta El Port, y bajamos al sur para visitar las inceíbles calas de Figueras. Hicimos parada en Sa Calobra y en las cuevas del Drak.
El primer sitio... precioso pero plagado de alemanes apilados en una pequeñísima cala esforzándose por evadirse del estrés e intentando coger un poco de color rojizo para paracerse lo más posible a un hermoso centollo. Debido a este espectáculo de guiris-domingueros no pudimos disfrutar mucho tiempo de esas preciosas vistas ya que no encontramos sitio posible donde posar nuestros pies, de modo que nos adentramos, lo que el tiempo nos permitió, en el torrente. Las siguientes fotos pretenden mostrar la belleza del lugar.
El segundo lugar citado, las cuevas del Drak...uff... complicado de describir sin hacer de este post un largo escrito de querella y análisis de las funciones de un museo de sitio. Me ceñiré a decir que me sentí timada tras pagar 10.50 para ir en fila india, acabar sentada en unas gradas llenas de niños llorando, ver unas barcas con tios tocando un piano, y oir decir por megafonía que lo que estábamos viendo era generado por carbonatos y esperar a que esa triste frase se repitiese en 25 idiomas distintos; así que corramos un tupido velo.
A partir de aquí, cuelgo unas poquitas fotos más en donde se puede intuir que Mallorca es algo así como un pequeño paraíso flotante en donde hay un Adán que anhelo siempre me abra la puerta.
A partir de aquí, cuelgo unas poquitas fotos más en donde se puede intuir que Mallorca es algo así como un pequeño paraíso flotante en donde hay un Adán que anhelo siempre me abra la puerta.








Espero poder regresar para bañarme en aquella cala idílica que tan fina arena tenía y poder volverme a sentir tan especial junto al guardián de la isla.
...! ; ¿...


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1 comentario:
¿? ¿Qué haces restaurando...?
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